Taller de pizzas

Hoy hemos tenido un día intenso. Hemos comenzados la jornada bastante nerviosos y después de la tareas ordinarias de primera hora en la Asamblea nos hemos dispuesto a prepararnos para el taller de pizzas.
Lo primero que hemos hecho ha sido lavarnos las manos, ya que cualquier cocinero que se precie lo primero que cuida es la limpieza y higiene.
Posteriormente, nos hemos puesto las chaquetas y sin más dilación nos hemos puesto nuestros preciosos gorros.
A la fila y dispuestos para ir al comedor como si fuéramos a realizar una cruzada.


Cuando hemos llegado Ana, la mamá de Íker, que nos ha ayudado con el taller como una auténtica Mamma. 
Hemos entrado a la cocina para saludar a Milagros, la cocinera del centro, y hemos comprobado que ella también lleva un gorro parecido al nuestro.
Luego nos hemos sentado en una mesa larga y menos revisado todos los ingredientes de la masa. Poco a poco, Ana los ha ido pesando y añadiendo para elaborar la masa.





Una vez que Ana tenía la masa lista, la ha repartido en pequeñas porciones a cada niño y niña para que ellos mismos pudieran amasar y estirar su pizza. Han podido comprobar que la masa estaba un poco caliente y que era suave al tacto.






Después hemos puesto una cucharadita de tomate en cada pizza para que pudieran extenderlo.








Seguidamente hemos puesto jamón y queso. Algunos solo han querido queso, así que como se trataba de hacerla al gusto, cada maestro pizzero la ha hecho como le pedía el cuerpo. Alguno hasta le ha puesto orégano.








Listas para entrar al horno


En 15 minutos escasos nuestras pizzas han salido del horno. Lo que hemos tardado en ir y venir al baño. Cuando hemos regresado a la cocina, Milagros ya las tenía en la encimera.




¡¡No me digáis que no han quedado de auténtica Trattoria!!

Y de ahí, con los jugos gástricos funcionando a tope y después de despedirnos de Milagros y Ana, nos hemos bajado a nuestra clase para devorar las pizzas recién hechas y todavía calentitas, eso sí, primero hemos pasado las manos por agua y jabón de nuevo. 
Aquí os dejo las instantáneas y juzgar por lo que veis cómo estaban las pizzas, ya que me consta que muy pocos las habréis probado.


















Ha sido un taller muy divertido, los niños y niñas han disfrutado mucho manipulando  la masa y elaborando las pizzas ellos mismos.

Aprovecho para darle las gracias a Ana, que ha hecho posible este taller y que ha compartido con todos nosotros su tiempo. 

¡¡MUCHAS GRACIAS ANA!!





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